Domingo 6 de Octubre
Dios está aquí,
Tan cierto como el aire que respiro
Tan cierto como la mañana se levanta
Tan cierto como que este canto lo puedes oír (bis)
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.
Señor ten piedad
Cristo ten piedad
Señor ten piedad
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Lectura del libro del Génesis.
Gén 2, 18-24
El Señor Dios se dijo:
«No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude».
Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera.
Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase.
Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne.
Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán.
Adán dijo:
«¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón».
Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
Palabra de Dios.
Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5. 6 (R.: cf. 5)
R/. Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Esta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel! R/.
Lectura de la carta a los Hebreos.
Heb 2, 9-11
Hermanos:
Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.
Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.
El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos.
Palabra de Dios.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos.
Mc 10, 2-16
En aquel tiempo, acercándose unos fariseos, preguntaban a Jesús para ponerlo a prueba:
«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».
Él les replicó:
«¿Qué os ha mandado Moisés?».
Contestaron:
«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».
Jesús les dijo:
«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo:
«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.
Sé de quién me fiado, confío, Señor, en Ti,
y aunque a veces parezca de piedra,
confío, Señor, en Ti,
y aunque el corazón se pegue a la tierra,
confío en Ti, confío en Ti, mi Señor.
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
¿Qué te puedo dar que no me hayas dado Tú?
¿Qué te puedo decir que no me hayas dicho Tú?
¿Qué puedo hacer por Ti, si yo no puedo hacer nada,
si yo no puedo hacer nada si no es por Ti, mi Dios?
Todo lo que sé, todo lo que soy, todo lo que tengo es tuyo. (bis)
Santo, santo, santooo, santo es el Señor,
Dios del universo, Dios del universo. (bis)
Llenos están cielo y tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo, hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo, hosanna en el cielo.
Santo, santo, santooo, santo es el Señor,
Dios del universo, Dios del universo. (bis)
La paz te doy a ti, mi hermano,
la paz que Dios me regaló,
y en un abrazo a ti te entrego
la paz que llevo en mi corazón. (bis)
Recíbela, recíbela,
esta es la paz
que el mundo no te puede dar. (bis)
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Señor, toma mi vida nueva
Antes de que la espera
Desgaste años en mí
Estoy dispuesto a lo que quieras
No importa lo que sea
Tú llámame a servir
Llévame donde los hombres
Necesiten tus palabras
Necesiten mis ganas de vivir
Donde falte la esperanza
Donde falte la alegría
Simplemente por no saber de ti
Te doy mi corazón sincero
Para gritar sin miedo
Lo bello que es tu amor
Tendré mis manos sin cansancio
Tu historia entre mis labios
Y fuerza en la oración
Llévame donde los hombres
Necesiten tus palabras
Necesiten mis ganas de vivir
Donde falte la esperanza
Donde falte la alegría
Simplemente por no saber de ti
Y así en marcha iré cantando
Por calles predicando
Tu grandeza, Señor
Señor, tengo alma misionera
Condúceme a la tierra
Que tenga sed de Dios
Llévame donde los hombres
Necesiten tus palabras
Necesiten mis ganas de vivir
Donde falte la esperanza
Donde falte la alegría
Simplemente por no saber de ti
CANTO POSTCOMUNIÓN
Yendo contigo,
nada me inquieta,
marcho con paz y fuerza
yendo contigo
todo se espera
cada mañana es nueva.
Muéveme, mi Dios hacia ti
Que no me muevan los hilos de este mundo, no
Muéveme, atráeme hacia Ti, desde lo profundo