Misa Universitaria

Tercer Domingo de Adviento. 14 de diciembre 2025

Abrid las puertas de par en par

que va a entrar el Rey de la Gloria

Abrid las puertas de par en par

que va a entrar el hijo de Dios.

Para celebrar dos mil años de luz.

Dos mil años de Misericordia.

Para celebrar dos mil años de luz.

Dos mil años de liberación.

Cerrad los ojos y contemplad

la presencia de cielo en nosotros

Vivimos juntos en Comunión

 santos, ángeles e Hijos de Dios.

Enciende una luz, déjala brillar
La luz de Jesús que brille en todo lugar
No la puedes esconder, no te puedes callar
Ante tal necesidad, enciende una luz en la oscuridad

Lectura del libro de Isaías:

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrará la estepa y florecerá, germinará y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo. Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Contemplarán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes; decid a los inquietos: «Sed fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará». Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo. Retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sion con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción.

Sal 145

R. Ven, Señor, a salvarnos.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sion, de edad en edad. R.

Lectura de la carta del apóstol Santiago:

Hermanos, esperad con paciencia hasta la venida del Señor. Mirad: el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía. Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca. Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las puertas. Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

Aleluya cantará

quién perdió la esperanza,

y la tierra sonreirá, ¡Aleluya! (bis)


 

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo:

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,

que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,

Haz que abandone la alforja
que hasta ahora he llevado.
Haz que rechace el vestido que traje has aquí.
Haz que me quede desnudo ante tu presencia.
Haz que abandone mi vieja razón de existir.

Maranathá, ven Señor, Jesús.
Maranathá, ven Señor, Jesús.
Maranathá, ven Señor, Jesús.
Maranathá, ven Señor, Jesús.

Santo, santo es tu nombre
En el cielo y en la tierra.
Bendito es tu nombre,
Cantamos tu gloria por siempre.
Santo, santo es Dios porque vive en la tierra. (2)
 

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.

La Virgen sueña caminos, está a la espera

La Virgen sabe que el niño, está muy cerca

De Nazaret a Belén hay una senda

Por ella van los que creen, en las promesas

Los que soñáis y esperáis, la buena nueva

Abrid las puertas al Niño, que está muy cerca

El Señor, cerca está; él viene con la paz

El Señor cerca está; él trae la verdad

En estos días del año, el pueblo espera

Que venga pronto el Mesías, a nuestra tierra

En la ciudad de Belén, llama a las puertas

Pregunta en las posadas, y no hay respuesta

Los que soñáis y esperáis la buena nueva…


 Ven, Señor Jesús
Ven y sálvanos
Ven, Señor Jesús
Ven, danos tu amor (bis)
 

Preparad el camino al Señor
y escuchad la palabra de Dios. (bis)

1. Voz que clama en el desierto:
«preparad el camino al Señor,
haced rectas todas sus sendas,
preparad el camino al Señor.»