Domingo 1 de Diciembre – 1.º Domingo del Adviento
VEN, JESÚS, VEN A MI VIDA.
DANOS TU FUERZA PARA ANDAR. (BIS)
Caminar, a lo largo de esta vida,
pero agarrados de tu mano.
Y saber que no hay nada en este mundo
que pueda separarnos.
VEN, JESÚS, VEN A MI VIDA.
DANOS TU FUERZA PARA ANDAR. (BIS)
Enciende una luz, déjala brillar
La luz de Jesús que brille en todo lugar
No la puedes esconder, no te puedes callar
Ante tal necesidad, enciende una luz en la oscuridad.
Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.
Amén.
Señor ten piedad
Cristo ten piedad
Señor ten piedad
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Lectura del libro de Jeremías.
Jer 33, 14-16
Ya llegan días —oráculo del Señor— en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.
En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y derecho en la tierra.
En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: “El Señor es nuestra justicia”.
Palabra de Dios.
Sal 24, 4-5a. 8-9. 10 y 14 (R.: 1b)
R/. A ti, Señor, levanto mi alma.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.R/.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza. R/.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.
1 Tes 3, 12 — 4, 2
Hermanos:
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Padre, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante. Pues ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
Palabra de Dios.
Aleluya cantará
quién perdió la esperanza,
y la tierra sonreirá, ¡Aleluya! (bis)
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
Lc 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.
Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Haz que abandone la alforja
que hasta ahora he llevado.
Haz que rechace el vestido que traje hasta aquí.
Haz que me quede desnudo ante tu presencia.
Haz que abandone mi vieja razón de existir.
Maranathá, ven Señor, Jesús. (4 veces)
Santo, santo, santo, santo,
santo es el Señor.
Llenos están el cielo
y tierra de tu amor. (bis).
Bendito el que viene
en el nombre, el que viene
en el nombre del Señor,
del Señor.
Santo, santo, santo, santo,
santo es el Señor.
Llenos están el cielo
y tierra de tu amor. (bis).
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Pan y vino son tu rostro que hoy volvemos a tocar.
Tu mirada que curaba de nuevo nos sanará.
No merezco que Tú vengas a mi pobreza tocar.
Más yo quiero que en mi vida, Jesús, Tú puedas estar.
JESÚS, VEN TÚ, ENTRA EN MI CASA DE NUEVO.
JESÚS, VEN TÚ, PARA ENCENDER NUESTRO FUEGO.
JESÚS, JESÚS.
Es tu vino nuestra sangre que no nos deja morir.
Pan y vida para todos rotos para compartir.
Te compartes con nosotros en la pobreza de un pan.
Cambiaremos nuestro mundo para que puedas estar.
ESTRIBILLO.
Como un ciego yo me atrevo a acercarme un poco a Ti.
Tú conoces mis traiciones, las veces que me perdí.
Más Tú sabes, que te quiero y que si vienes Jesús,
todo es fiesta, todo es vida porque me has salvado Tú.
ESTRIBILLO.
Muéveme, mi Dios hacia ti
Que no me muevan los hilos de este mundo, no
Muéveme, atráeme hacia Ti, desde lo profundo.